Es decir, es una valoración individual sobre lo que debería valer una acción concreta. Suele ser habitual ver en los análisis de acciones el precio objetivo que cada casa de análisis da a esa acción, que generalmente suele ser diferente porque se siguen diferentes criterios. El precio objetivo de una acción es un concepto fundamental en el mundo de las inversiones. Se trata de un valor estimado al que se espera que llegue el precio de una acción en un determinado período de tiempo. El análisis del precio objetivo es una herramienta clave para los inversores, ya que les permite tomar decisiones informadas sobre la compra o venta de acciones. Por un lado está el precio de mercado, que el precio al que cotizan las acciones y que se puede consultar casi a tiempo real en diversas webs, y otro es el precio objetivo.
Es importante destacar que el precio objetivo de una acción no es una garantía de que la acción alcance ese valor. El mercado financiero es altamente volátil y está sujeto a una serie de factores externos que pueden influir en el precio de las acciones. Es importante tener en cuenta que el precio objetivo es una estimación y no una garantía de que el precio de la acción llegará a ese nivel. Los cambios en las condiciones del mercado, eventos económicos o políticos, y otros factores pueden afectar el precio de una acción y hacer que se desvíe del precio objetivo estimado.
Importancia del análisis de la bolsa en el precio objetivo de una acción
Pero no sólo sus activos, sino el valor de sus activos menos sus obligaciones divido entre el total de las acciones que hay en circulación. De esta división sale un número que indica los años necesarios para recuperar la inversión teniendo en cuenta los beneficios que genera. Así, cuanto más elevado sea el PER, más están pagando los inversores por el beneficio, mientras que cuanto más bajo mejor.
Éste es el precio que otorgan los expertos, bancos de inversión y sociedades de valores principalmente, a las acciones. Estos precios objetivos están basados en un análisis de expertos, sirviendo, por lo tanto, como guía a la hora de tomar decisiones. Los precios objetivo pueden servir como indicación de lo que otros creen que vale realmente una acción. Esto puede ayudar a tomar decisiones de inversión, pero no debes basarte únicamente en un objetivo de precio para tomar una decisión de compra o venta.
Una acción con un rating de incertidumbre más alto requiere un mayor margen de seguridad antes de obtener un rating de 4 o 5 estrellas. El precio objetivo de las acciones es una estimación que un analista considera que será el precio actual en algún momento del futuro, generalmente dentro de 12 meses. Así las cosas, puedes decidir considerar los objetivos de precio como parte de tu propio análisis de inversión y proceso de toma de decisiones, pero no es necesario. Los precios objetivos no son relevantes para los inversores a largo plazo, como los que siguen una estrategia de comprar y mantener, porque suelen darse para periodos de aproximadamente un año.
- Pero, como hemos dicho se trata de un análisis individual que puede coincidir o no con lo que el resto de mercado piense.
- Por lo tanto, el precio objetivo debe ser considerado como una guía y no como una certeza absoluta.
- El PER o Price Earning Ratio (relación entre precio y beneficio), es el indicador por excelencia en el mundo bursátil.
- Por otro lado, los inversores a largo plazo pueden tener objetivos más ambiciosos, esperando que la acción alcance un valor significativamente mayor en el futuro.
- Estos son algunos de los términos que te interesará conocer si quieres operar en Bolsa.
Los precios objetivos son precios a alcanzar por la compañía, en función de las condiciones de mercado existentes y de la situación de la compañía. Es sinónimo de target, no de objetivo, así pues, es más un precio de salida que un objetivo. Un objetivo de precio es un valor estimado de un título basado en la evaluación de un inversor individual o de un analista profesional.
El precio objetivo de una acción puede ser determinado por analistas financieros, quienes utilizan diferentes métodos para calcularlo. Estos métodos incluyen el análisis fundamental, que evalúa los fundamentos de la empresa, como sus ingresos, gastos, deudas y proyecciones de crecimiento. También se puede utilizar el análisis técnico, que se basa en patrones y tendencias del precio de la acción en el pasado. Según el precio objetivo establecido, la acción puede tener margen para subir, bajar, o quedarse como está. Es decir; si una compañía cotiza a 20 euros y una firma de análisis le da un precio objetivo de 25 euros, piensa que puede subir un 25% o que tiene un potencial de revalorización del 25%. En cambio, si lo fija en 15 euros, considera que está cara y que puede caer un 25%.
¿Qué es el precio objetivo?
Así, si un consejero delegado anuncia un pay out del 20%, supondrá que se repartirá entre los accionistas un 20% del beneficio de ese año; en el caso de que fuera de un 50%, supondría distribuir la mitad de las ganancias. Un PER de entre 0 y 10 es, en líneas generales, bajo, lo que indica que la acción está infravalorada. Entre 10 y 17 es el rango estándar para la mayoría de empresas, mientras que entre 17 y 25 supone que la acción está ligeramente sobrevalorada. Analistas y bancos que han actualizado y publicado estimaciones anuales en los últimos 6 meses. Los expertos no suelen coincidir en las valoraciones, aunque sí tienden
a aproximarse.
El hecho de que el precio objetivo esté por encima o por debajo de nuestros valores de compra y venta puede tener un impacto significativo en toda nuestra estrategia de inversión. En la operativa de mercado de valores es muy frecuente encontrar términos en inglés que definen parte de la actividad diaria. Estos son algunos de los términos que te interesará conocer si quieres operar en Bolsa. Dado que estos cambios en los precios objetivo pueden ser continuos y progresivos, su influencia en nuestra cartera de inversiones podría ser más que esencial. Morgan Stanley ha revisado a la baja su precio objetivo para las acciones del Banco X hasta los 4 euros, desde los 6 anteriores.
BBVA en el Mundo
Un precio objetivo es lo que un analista cree que es el verdadero valor de un título, que también se conoce como valor intrínseco. Suele ser diferente del precio de mercado actual del valor y pretende transmitir si el analista cree que el valor está infravalorado o sobrevalorado. Por ejemplo, un analista puede examinar un valor que actualmente cotiza a 35 dólares por acción y asignarle un objetivo de precio de 42 dólares. Algunos inversores a corto plazo pueden tener objetivos más modestos, buscando obtener ganancias rápidas en un período de tiempo más corto. Por otro lado, los inversores a largo plazo pueden tener objetivos más ambiciosos, esperando que la acción alcance un valor significativamente mayor en el futuro.
En términos generales, las empresas con una mayor rentabilidad por dividendo suponen una mejor compra, ya que el inversor recibirá mayor parte del beneficio vía dividendos. Esta variable deben tenerla especialmente en cuenta aquellos inversores que buscan cobrar de forma recurrente dividendos. Los precios objetivos no se establecen de por vida; normalmente suelen elaborarse o actualizarse para un plazo de 6 a 12 meses. Igualmente se modifican por hechos o circunstancias puntuales que pudieran ocurrir, como podría ser una adquisición no prevista con beneficios para una empresa.
- Sin embargo, lo que si que quisiera añadir es que el precio justo o precio objetivo no se obtiene en función de lo que nos diga una ratio, sino entre una combinación adecuada de la información que nos aporte cada una de ellas.
- Una Beta por debajo de 1 indica que si el Ibex sube un 10%, la acción lo hará por debajo.
- El hecho de que el precio objetivo esté por encima o por debajo de nuestros valores de compra y venta puede tener un impacto significativo en toda nuestra estrategia de inversión.
- Es una estimación basada en el análisis y la evaluación de diversos factores que afectan el desempeño de la acción en el mercado.
Sin embargo, las personas que no se dedican profesionalmente a ello deben conformarse con su intuición. Pero al margen de tendencias y modas, en la Bolsa existen una serie de parámetros que permiten analizar si el precio de una acción es o no el adecuado. El análisis técnico se basa en los patrones de los movimientos de los precios de las acciones para calibrar los futuros movimientos de los precios. Los indicadores técnicos pueden sugerir a un analista que un precio subirá o bajará hasta un determinado nivel. El precio objetivo de una acción es un valor estimado al que se espera que la acción llegue en un período determinado. Este precio objetivo se basa en diferentes análisis y factores que influyen en el precio de una acción.
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Si esté está por encima del precio de mercado, quiere decir que se está comprado una acción cuyo valor intrínseco es mayor. Mientras que si es menor que el precio de cotización, indica que en la compra se está pagando algo más. Los Morningstar Medalist Ratings no son declaraciones de hecho, ni calificaciones de crédito o riesgo.
Los analistas no siempre están de acuerdo entre sí, y no hay garantía de que una acción alcance su precio objetivo o se mueva en la misma dirección que el precio objetivo. Pero, como hemos dicho se trata de un análisis individual que puede coincidir o no con lo que el resto de mercado piense. Precio resultante del análisis fundamental de la compañía y, por lo tanto, lo que debería valer la acción de esa empresa si se cumplen las premisas con las que se ha realizado el análisis. Si el precio objetivo está por encima del precio real de cotización, implica que hay un potencial de revalorización y probablemente la recomendación del analista sea de compra al considerar que la acción está barata. Lo contrario ocurrirá si el precio objetivo se encuentra muy por debajo del precio real de cotización.
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El precio es la cantidad de dinero que está dispuesto a pagar un comprador por un bien, pero en el mundo bursátil no siempre es fácil determinar ese precio. Pero en la Bolsa, como en todas la disciplinas, existen una serie de “fórmulas” para saber si un valor es caro o barato. Para ello, existen diferentes recursos que los inversores pueden consultar en Internet y sirven para operar de una forma más racional en los mercados. Calcular el precio objetivo es complicado ya que no existe una fórmula generalizada como para otros ratios más estándar. Aquí dependerá de cada analista o inversor, ya que unos priorizan unos datos financieros frente a otros o las perspectivas de crecimiento que tenga la compañía. Así, es una valoración totalmente subjetiva que puede acertar o no con lo que realmente piense el mercado.
Un cambio en los factores fundamentales en los que se basa el Morningstar Medalist Rating puede significar que el rating deje de ser exacto posteriormente. Para determinar el precio objetivo de una acción, se utilizan diferentes métodos y enfoques. Uno de los más comunes es el análisis fundamental, que se basa en el estudio de los fundamentos de la empresa, como sus estados financieros, su posición en el mercado y su estrategia de negocios.
Pero es otra de las distintas fórmulas a tener en cuenta a la hora de optar por una u otra acción. Esta variable comparada con su precio de mercado se conoce como precio entre el valor en libros (PVL), cuyo múltiplo señala cuántas veces se está pagando en el mercado el valor en libros (valor patrimonial) de la empresa. Esta variable no es tan conocida como el PER, pero permite saber cuál es el valor “real” de una compañía. Como su nombre indica, el valor en libros de una acción tiene en cuenta cuánto valen los activos de esa compañía, atendiendo a su contabilidad.
El PER o Price Earning Ratio (relación entre precio y beneficio), es el indicador por excelencia en el mundo bursátil. Éste relaciona el precio al que cotiza una acción con los beneficios que genera esa empresa, es una simple división entre el precio de la acción y el beneficio neto entre el número de acciones de esa empresa. Los precios objetivos tampoco son relevantes para los inversores en índices porque mantendrán lo que hay en el índice independientemente de los objetivos de precio de una acción individual.
La Beta es una variable que no se utiliza muy a menudo, pero permite saber la diferencia existente entre la rentabilidad de una acción y el índice de referencia. Así, si una acción tiene una Beta 1 significa que hará exactamente lo mismo que haga el índice. La rentabilidad por dividendo es otra de las variables más utilizadas para comparar la cotización de una acción y resulta esencial para los pequeños inversores. Este porcentaje compara el dividendo esperado por acción entre el precio de cotización de ésta.